La manifestación del símbolo

Cada persona, como ser único y singular, a través de sus sentidos tiene su propia percepción del mundo, de lo que se presenta como realidad y de cómo la interpreta.  A partir de la observación e influencia de factores exógenos selecciona, condicionada por sus modelos mentales y variables endógenas, la información del mundo observable conforme a su experiencia, educación y factores socio-culturales. 

Sin embargo, hay un punto central capaz de  enlazar el mundo fenomenológico, el terrestre, con el mundo divino, el celeste. Esa convergencia, ese punto, se experiencia ante la representación y comprensión del símbolo que se revela a quien esté dispuesto a escuchar su voz. 

Nos insta a una nueva visión de conocimiento,  a romper las cadenas que nos limitan y a trascender las sombras que solo expresan lo aparente.

Mónica Bonadé

Tarot: Símbolos y Arquetipos

Breve reseña histórica


El Tarot llega a occidente como un legado de sabiduría ancestral que fue diseñado, aunque no se conoce a ciencia cierta su origen, como un método para transmitir la Gran Obra Creadora, la relación del ser humano con el Principio y su fusión con el macrocosmos como parte de un todo existente.

Enmarcado por el Árbol de Vida, símbolo diagramático de la Kabbalah, se nutre de las enseñanzas de distintas culturas como aquellas asentadas alrededor del Mediterráneo, Europa y Medio Oriente, de modo que encontramos en este Libro Iniciático una fusión de distintas tradiciones como la egipcia, griega, judía y cristiana. Fue enseñada además en escuelas de los templos de India y Persia entre otros y cubierta con un velo por innumerables alegorías sagradas y parábolas, ocultada en los credos y hasta oscurecida por dogmas teológicos. 

Hay quienes lo practican como una suerte de entretenimiento, juego y adivinación, aunque el conjunto de láminas son solo cáscaras que esconden la esencia de su verdadero significado.

Así como ocurre con otras tradiciones, los misterios occidentales tienen sus propias formas conducentes al desenvolvimiento espiritual, aunque entre unas y otras existe una convergencia o eje: los misterios de la creación y la posición del ser humano en el orden cósmico.

Puede considerarse que la tradición de los misterios occidentales está comprendida en la Kabbalah, vocablo que significa “tradición” o “transmisión de boca a oído”.  

En el Árbol de la Vida se revelan los 32 senderos de sabiduría con los que Dios creó el universo (cada uno manifiesta un aspecto particular de la creación), considerados a su vez como diferentes estados de conciencia. Las diez sefirot, equivalentes a los diez números arquetípicos, obran como una fuerza superior y dentro de esa fuerza existe y convive todo lo divino: el Todo y la Nada, la idea de Dios y la Ley.

En este sistema cabalista se basa la construcción del Tarot, libro constituido por 78 Arcanos. A modo de una muy breve referencia, los Arcanos Mayores, asociados a las 22 letras hebreas, simbolizan los principios o leyes universales, son imágenes que retratan además las diferentes etapas de un camino. Representan diversos modos de desarrollo, aprendizaje y toma de conciencia. 

Los cuatro palos que constituyen a los Arcanos Menores: varas, bastones o cetros (tréboles); copas o cálices (corazones); espadas (picas); oros o pentáculos (diamantes) representan a los cuatro cuatro mundos o planos de manifestación en que se divide el Universo según la Kabbalah.

Referir al origen y desarrollo histórico resulta una labor un tanto infértil. Algunos autores remontan su origen al antiguo Egipto y sostienen que fue llevado a Europa por sucesivas migraciones de gitanos.

A mediados del siglo XV, un artista llamado Bonifacio Bembo pintó para la familia Visconti de Milán un mazo de cartas sin título ni número que conforman el mazo clásico de un juego italiano conocido como Tarocchi: cuatro palos de 14 cartas más 22 que muestran diferentes escenas y que más adelante se llamarían triomffi.

El primer Tarot que aparece con la cantidad de cartas y el formato similar al Tarot moderno es el Tarot de Marsella.

A partir de este surgen dos corrientes: una adivinatoria y otra esotérica. El escritor y esotérico francés Court de Gebelin sostuvo, aunque sin evidencia que lo compruebe, que los arcanos mayores eran parte del proceso iniciático de los misterios egipcios y que al candidato se le conducía a un gran salón debajo de la pirámide de Giza donde se le presentaban una a una estas imágenes simbólicas. Sin embargo, lo importante de Gebelin no es el aspecto histórico, sino el hecho que por primera vez alguien declaró públicamente que el Tarot era una herramienta de carácter iniciático. 

El ocultista estadounidense, masón y escritor Paul Foster Case dio otra versión sobre su origen.  Sostuvo que después de la destrucción de la Escuela de Alejandría los maestros de sabiduría se dispersaron en búsqueda de un nuevo lugar donde pudiera brillar el faro de la luz de la verdad. Ese lugar fue la ciudad de Fez al Norte de África, hoy Marruecos. Con el objetivo de preservar la sabiduría ancestral varios adeptos se reunieron en esta ciudad e idearon un libro de imágenes simbólicas que pudiera contener toda la sabiduría humana y divina. 

Su incorporación en las cortes europeas fue dada como una herramienta de enseñanza para los nobles (muchos de los cuales no sabían leer o escribir) por la que se mostraban los principios morales, éticos y psicológicos básicos que debía expresar todo noble a sus súbditos. De esta manera, encontramos en el Tarot títulos inherentes a las cortes como El Emperador, La Emperatriz, El Bufón (El Loco), El Rey, La Reina, el Príncipe, El Paje (La Princesa para algunos autores, para otros Sota) y El Papa y otros Triunfos asociados con virtudes morales como La Justicia, La Fuerza y La Templanza. 

A finales del siglo XIX, surgió la orden de la Aurora Dorada (Golden Dawn), que incluyó en su plan de estudios el trabajo con el Tarot.

Un miembro de esta escuela, el ocultista estadounidense Arthur Edward Waite (1857-1942) publicó el Tarot de Rider (nombre del editor), muy similar al de Case, pero con velos y modificaciones. A partir de ese momento otros ocultistas desarrollan sistemas simbólicos y asociaciones ocultas a las cartas del Tarot. 

El suizo Oswald Wirth dibujó en colaboración con Stanislas de Guaita una edición, hoy con el nombre de Tarot de Wirth, y Aleister Crowley desarrolló un Tarot con atribuciones muy personales.

De todos los Tarots el de Paul Foster Case es considerado como el más claro y fiel a las enseñanzas ancestrales. 

Tanto en la circulación como en la aplicación del Tarot en Occidente y en la vida moderna han tenido un papel preponderante la Orden Rosacruz y la Orden del Alba Dorada (Golden Dawn). 

El Tarot es una herramienta que nos ofrece mediante la meditación de cada Arcano bucear en nuestro mundo interno, explorar las raíces de nuestra naturaleza constitutiva, transitar nuestro proceso de maduración, etapas de crecimiento, educación e independencia. Percibir la energía primordial y la Gran Obra, la creación de la sociedad humana y de la naturaleza manifestada en todas sus formas. 

Mónica Bonadé